La columna de Fernando Borroni en La Mañana.

Cuando en la Argentina había trabajo, consumo, poder adquisitivo. Cuando los derechos básicos estaban garantizados, el establishment político de la derecha se planteó una batalla por la eticidad. Puso en juego como valor político la ética, activó una batalla por una supuesta ética que  no era otra cosa que el orden moral del poder concentrado.

Entonces un sector de la sociedad argentina que tenía trabajo, que se iba de vacaciones, que podían pagarle los estudios de sus hijos, desde esa comodidad, merecida por cierto, se permitía entonces pensar y analizar la corrupción en calificar a los políticos en corruptos o sinceros, se dedicó a observar las formas, que si la soberbia de Cristina, que si la cadena nacional, que si nos dejaban ver una novela o no como si fuese una discusión sobre nuestra libertad.

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Y esta batalla que se propuso dar les fue exitosa, ganaron en el 2015 las elecciones desde un cierto lugar ético. El cambio era por sobre todo ético. Ante la imposibilidad de criticar el fondo fueron por la discusión de las formas.

Llegaron al gobierno, destruyeron los derechos conseguidos, destruyeron la argentina, les arruinaron la vida a los argentinos, nosotros sabemos que en términos éticos y morales fueron despreciables, sin embargo se fueron arrogándose cierta cualidad ética. “Está bien, en la economía no nos fue bien, pero dejamos un país más libre, con una justicia independiente, le dijimos la verdad, y fuimos un gobierno honesto. Todas mentiras, sin embargo es el relato de eticidad que llevaran adelante.

Y se vio, en estos días, que en un mismo sentido comienza a constituirse la oposición de la paso de los medios.

La Nación tituló: “Axel Kicillof decretó el "lawfare" para justificar la designación de dos funcionarios procesados por la Justicia.” Y continua…” Apeló al concepto de lawfare o guerra judicial para desestimar los procesamientos que pesan sobre dos exfuncionarios de Cristina Kirchner y nombrarlos en su gabinete. Se trata de su ministro de Salud, Daniel Gollán, quien se encuentra procesado y fue enviado a juicio oral por las irregularidades en el Plan Qunita, acusado de fraude en perjuicio de la administración pública; y del nuevo titular de ARBA, la agencia de recaudación bonaerense, Cristian Girard, procesado en la causa del dólar futuro”

Clarín en un mismo sentido: “Axel Kicillof justificó la designación de dos funcionarios procesados a través del concepto de Lawfare”

Lo primero que hay que decir es que si hay dos causas que van a entrar en la historia de los mamarrachos judiciales son la causa por el Plan Qunita y la causa de dólar a futuro. Por tanto estos procesamientos son un sí mismos un mamarracho. Pero si no lo fuese, ¿Por qué nada de esta supuesta ética se puso en juego con asumió Mauricio Macri?

Macri asumió procesado por  la causa por las escuchas telefónicas y a nadie la preocupo, a los dueños de la ética, no les importó. Macri tenía  214 denuncias judiciales en su contra al momento de asumir: "Estafa y asociación ilícita", "abuso de autoridad y violación de deberes de funcionario público", "enriquecimiento ilícito", "falsificación de documentos públicos", "amenazas y abandono de personas", entre otras.  Aquí no hubo vara mediática que delimite la moral de la República y sus dirigentes.

En esta etapa la derecha va nuevamente, a través de los medios, por una lucha que desde lo cultural buscará quebrar lo político. Ya no pueden prometer nada en términos políticos, pero pueden mostrarse como eso garantes morales para una sociedad profundamente inmoral. Buscan  instalarse, una vez más, como garante de las buenas costumbres y los valores más justos y dignos de la República.

La disputa por el orden moral es una disputa que busca el orden político, ese orden que es, al fin y al cabo, el poder. Por algo las religiones son lo que son. Es la disputa sobre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo que se debe y lo que no es bien visto lo que ha ordenado a las sociedades.

A través del orden social en pos de normas morales y éticas se domina políticamente, a esa tarea estará avocada la derecha…

Siglos atrás, la teocracia, el gobierno de las religiones, de los “ministros de Dios” gobernaban desde las imposiciones de su Dios, impuestas como una ética incuestionable. Aun hoy existen gobiernos teocráticos en Afganistán, por ejemplo o Irán. 

De esto se trata esta etapa de la batalla cultural, imponer una nueva ética de la derecha. Parafraseando al filósofo alemán Friedrich Nietzsche que sentenció que el hombre, en su orgullo, creo a Dios a su imagen y semejanza, podemos afirmar que: “La derecha, en su orgullo y su arrogancia creo la ética y la moral, a su imagen y semejanza.”