La columna de Fernando Borroni en La Mañana

Que paso ayer más allá de lo evidente del traspaso presidencial. Estoy convencido que ayer fue un día donde la política rejuveneció, se cargó de una potencia transformadora y no sólo por lo que significa un cambio de gobierno.

Ayer se evidenció nuevamente lo importante de la relación sincera, cuerpo a cuerpo, madura, afectiva, política ente el pueblo y su líder. Y no es menor. Es retomar un paradigma en la política en donde el pueblo es el sujeto principal, central y el dirigente político es ni más ni menos que su representante.

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Cristina fue clarísima cuando le dijo a Alberto: “Presidente confíe siempre en su pueblo, ellos no traicionan, son los más leales. No se preocupe por las tapas de un diario, preocúpese por llegar al corazón de los argentinos. Ellos solo van a estar con usted. Nunca lo olvide. Tenga fe en el pueblo, tengo fe en la historia. Sepa que este pueblo maravilloso nunca abandona a los que se la juegan por él. Convóquelo cada vez que se sienta solo o sienta que lo necesite”

Esta reflexión de Cristina es de una contundencia política demoledora. Porque expresa con nitidez donde tiene que posar siempre la mirada un dirigente político, le estaba proponiendo a Alberto posicionarse además de como presidente, como dirigente político.

Cristina fue a la madera más cruda de la política. Es el pueblo la guía, es el pueblo el espejo donde mirarse, es el pueblo el dique de contención frente a la embestida del enemigo, es el pueblo quien no regala los abrazos, pero cuando te los da no te suelta.

Y este es uno de los cambios que sin duda se vendrá en la política, y que debemos construir, que el accionar de la política y su accionar sea el pueblo quien debe confirmar su accionar y no un establishment económico.

Esto fue lo más importante de la tarde en términos de contenido político de parte de Cristina.

Y el otro hecho, más importante del día de ayer, por lo menos para quien les habla, el NUNCA MÁS a esta justicia, a las operaciones, a que los medios escribiendo la sentencia. Y lo relaciono porque hoy llevar adelante una reforma del sistema judicial no es otra cosa que enfrentar a uno de los enemigos más importante que tiene en pueblo en este contexto en la región.

Hoy meterse con la justicia, con esta justicia es enfrentar a los golpistas, a los desestabilizadores, a quien montan la persecución a esos dirigentes de los que precisamente hablaba Cristina.

Esto fue lo más importante en términos de definición política de parte de Alberto.

Está claro que para los tiempos que se vienen, más allá de las medidas económicas y sociales que tome Alberto, lo que debe cambiar es la relación con la política y la reconfiguración que esta debe tener en términos de disputas de espacios donde conducir.

La política debe conducir la etapa que viene, ni el FMI, ni Clarín, ni la Justicia, ni los poderes concentrados de la economía. Es la política por encima de todo. Y cuando decimos la política por encima de todo estamos diciendo la felicidad del pueblo por encima de todo.

El establishment siempre combate con la política, siempre le disputa poder.

Alfonsín buscó gobernar de mano de la política y le ganó el establishment.

Menem le entregó la política al establishment

De la Rúa siguió en el mismo camino

Néstor y Cristina Kirchner dignificaron la política y de la mano de ella dieron todas las batallas.

Macri era el establishment que secuestró la política. Y en lo que defina a Alberto estará la suerte del país.

Ayer fue un día donde la política real volvió a escena, por eso fue un día para celebrar.