El editorial de Eduardo Caimi en la Casa Invita

"Desde tiempos inmemoriales, ancestrales si se quiere, la lucha en la América profunda se sigue dando entre opresores y oprimidos, entre conquistadores y sojuzgados, entre patricios y plebeyos.
En esa dinámica, con sus oscilaciones evidentes, asoman sectores bien determinados. Una élite dominante, detentadora de privilegios, devenida en clase dirigente y que cuenta con el aval de ciertos sectores de la población de nuestros países (colonización pedagógica mediante) confrontándose con una muchedumbre conformada por millones de millones, sumergidos, laburantes, estudiantes, clasemedieros, pobres, que invocan el derecho a vivir de manera más digna y justa.
La desigualdad campea entre nosotros. La desigualdad que hiere, que mata, que erosiona. La desigualdad, que fomenta los peores sentimientos. La desigualdad que es el producto irremediable de un sistema opresor, explotador y agobiante. La desigualdad que degrada la condición humana".