La columna de Fernando Borroni en La Mañana.

Una foto. Alberto Fernández, el presidente electo por la mitad de la sociedad argentina y Brian el despreciado, el perseguido, el estigmatizado por también la mitad, quizás otra mitad de la sociedad argentina.

Simplemente una foto. ¿Cómo puede ser que simplemente una foto nos de oxígeno, el aire que nos permite elevar la cabeza al cielo y soplar y resoplar y decir…Que buen día, que lindo cielo…

Vi la foto, simplemente una foto y me dije: volvimos. Volvió el abrazo al marginado, al que carga la cruz diaria del desempleo, de la falta de oportunidades, de la mirada cruel, letal de ese otro que se cree supremo porque más tiene en su mundo material.

Pero al mismo tiempo no es sólo una foto, es un gesto político acerca de lo que se viene. Y la política también se hace de gestos y con gestos, porque estos educan. Una foto que hace justicia en una sociedad injusta, una foto que marca limites, una foto que marca posición, que juega fuerte.

A todos nos pasó recordar la foto del presidente y la ministra con Chocobar.

Macri abrazado al fusilador y Alberto al que muchas veces fue fusilado...sin serlo él expresamente, pero si los suyos, pero si los pares.

Macri bendiciendo el arma que dispara sin preguntar y Alberto abrazado al cuerpo al que suelen perforar esas balas.

https://www.facebook.com/AM750/videos/411741273105741/

Macri y  aquella foto que legitimó y legitima un crimen de Estado…

Alberto y su foto con Brian con un epígrafe en sus pies, lo que le dijo a Brian, dicho por el mismo presidente electo: “Esto que te paso es producto de una política que a vos te hace peligroso y al policía que mata por la espalda un héroe”.

Está claro en la palabra de Fernandez. Dos fotos dos modelos de sociedad, dos modelos de humanidad.

¿Qué país queres? El de un Estado apoyando a quien persigue o el Estado abrazado al perseguido y sacándolo de ese lugar a donde lo empujaron. Si te lo podes preguntar a partir de una foto, por eso su importancia.

Muchos acusaron a esta foto de Alberto de una enorme puesta en escena. Y claro que es una puesta en escena, es poner en escena, en el centro mismo de la escena una realidad que somos una sociedad que se legitima a partir del desprecio del otro, que debe terminarse esa sociedad que clasifica y califica sobre una supuesta moral, sobre una ética, sobre una estética que no es otra cosa que los mandamientos de un modelo que nos quiere partidos, fragmentados.

El ahora jefe del Estado abrazado a un pibe que ha sufrido la ausencia del estado. Es solo una imagen. Si es una imagen en el mundo de la imagen.

Lo que viene deberá tener la sensibilidad, el respeto, el reconocimiento por el otro sin importar de dónde viene, en donde vive, como esa foto sintetiza.

Cuánto necesitamos sanar, reparar y emprender nuevamente. Esta foto de alguna manera sana.

Una gorra que sale de la cabeza de un joven que nada o poco tiene y que se ponga en la cabeza de quien tiene las posibilidades y la responsabilidad de que ese pibe empiece a tener oportunidades es una simbología a la que debemos abrazarnos.

Todo lo que cubre la cabeza de los hombres y mujeres de nuestro pueblo ha sido y es estigmatizado.

El casco del obrero, el pañuelo de las madres, las gorras de los pibes de las barriadas humildes¸ la boina del che la gorra verde y su estrella roja de Fidel,  y los pañuelos palestinos que a menudo cubren las bocas y la narices de un pueblo que no quiere ahogarse ante la represión del poder.

Cascos estigmatizados para perseguir al trabajador…

Pañuelos blancos estigmatizados para negar el genocidio del Estado…

Gorras estigmatizadas para hacer del pobre el enemigo del cual temer…

Luchamos contra todo esto, todo el tiempo, entonces “la foto” no es pavada, ninguna pavada, claro no lo es todo.

Cuando Alberto Fernandez le saca la gorra a Brian y se la pone le dice a los periodistas allí presenten: “Para que todos entienden como es la historia”…

Que aire fresco…Ah buena hora… Ahora a escribir otra historia…De igualdad, respeto, justicia.